Pyongyang, 21 de diciembre (ACNC) -- El director del Instituto de Estudios de Japón del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea hizo pública el día 20 una declaración titulada "Debe ser frenada estrictamente la intención de armamento nuclear de Japón, país criminal de guerra, que acarreará gran calamidad a la humanidad".

Su texto completo va como sigue:

En estos días, nuevo gabinete de Japón recurre a las peligrosísimas maniobras militares que dejarán boca abierta a sus poderes anteriores, lo que llama atención del interior y exterior del país.

La capa gobernadora japonesa multiplica la capacidad de ataque preventivo con la ambición de conversión de su país en un Estado de guerra, atenúa la restricción de la exportación de armas y reexamina los "tres principios de desnuclearización". Coordinando así la política sobre la seguridad militar, expone abiertamente la codicia de poseer las armas nucleares, lo que está prohibido de pasar para el país de guerra.

Hace poco, un alto funcionario del gobierno japonés insistió en la posesión de su país de armas nucleares diciendo en cuanto al "ambiente de seguridad periférica cada vez más rigurosa" y la "necesidad de consolidar el disuasivo independiente".

Esta locura extremadamente provocativa no es una equivocación en el habla ni una obstinación temeraria sino una muestra directa de intención de armamento nuclear que vino abrigando este país hace mucho tiempo, razón por la cual constituye un desafío frontal tanto a la Constitución de Japón como a los Derechos Internacionales en que están estipulados los deberes a cumplirse por el país derrotado en la guerra.

Tal imprudencia lingüística de un alto funcionario que asesora al gobierno la política de seguridad, comprueba que el círculo político de Japón está colmado de la dotación de armas nucleares y pone a plena luz la naturaleza belicosa y agresiva de Japón.

Durante la Segunda Guerra Mundial, este país emprendió sigilosamente el desarrollo de armas mortíferas y después de su derrota en esta contienda, vino asentando el cimiento capaz de fabricarlas en cualquier momento y le queda sólo la decisión política, lo que es la compresión común de la sociedad internacional.

Como saben todos, aprovechando el incidente en Ucrania, Japón obstina en la "teoría de compartimiento nuclear" de desplegar en su territorio las armas nucleares de EE.UU. y emplearlas juntos y pretende sumarse a "AUKUS", alianza nuclear de los anglosajones, así que busca afanosamente la posibilidad y salida para satisfacer su codicia.

Tan pronto como se divulgara la información de que EE.UU. permitió a la República de Corea la posesión del submarino nuclear, las figuras de alto rango del gobierno japonés como el director del secretariado del gabinete y el ministro de Defensa empezaron a abogar por la necesidad de dotar de esta propiedad nuclear, artículo prohibido hasta la fecha.

Esta realidad irrefutable insinúa que las autoridades japonesas hacen esfuerzos desesperados por el armamento nuclear, sondeando la reacción del interior y exterior a su ambición malsana y creando una opinión pública para acostumbrarse.

Japón es un país bribón que puede volver a desencadenar la guerra agresiva después de dotarse de armas nucleares en una oportunidad favorable que le toca.

El objetivo verdadero de su insistencia en la "amenaza periférica" reside también en racionalizar sus maniobras destinadas a convertirse en una potencia militar dotada de armas de exterminio masivo.

Japón habla del "mundo libre de armas nucleares" bajo el rótulo del "único país del mundo perjudicado por la bomba atómica", por una parte y por la otra, recurre a poseer estas armas, conducta cínica y dual que es una grave amenaza a ser condenada por la sociedad internacional con gran cautela y una locura que alerta a los países regionales.

La historia de agresión de Japón testimonia que se impondrá la formidable calamidad a la humanidad, para no hablar de los países asiáticos, por si acaso este país delincuente toma en su mano las armas nucleares.

La humanidad progresista amante a la justicia y la paz debe frenar las aventuras militares de Japón que calienta su cabeza con el armamento nuclear bajo el amparo de EE.UU., negando su pasado criminal. -0-