Un día de diciembre de 1966, una mujer iba al hospital llevando a cuestas su hijo enfermo.
Un carro se detuvo al lado de esa mujer.
Cuando el gran Dirigente, camarada
Encomendándoles ir juntos al hospital en carro, el Dirigente abrió la puerta.
Tras averiguar por qué iba al hospital, el Dirigente se preocupó mucho por el estado de salud del niño y dijo que si uno padece enfermedades, debe curarlas a tiempo sin dejarlas agravadas.
Destacó que podemos forjar el futuro radiante con amplia sonrisa en rostro cuando los niños, reyes del país, estén sanos y salvos.
Luego de llevarla al destino, el Dirigente abandonó el lugar.
Más tarde, ella llegó a saber que él era el Dirigente y derramó las lágrimas de emoción. -0-
www.kcna.kp (2025.06.10.)