Pyongyang, 17 de noviembre (ACNC) -- Hace ahora 120 años, específicamente, el 17 de noviembre de 1905, los imperialistas japoneses fabricaron de manera coercitiva el Tratado de 5 Puntos de Ulsa.

En virtud de ese pacto ilícito, convirtieron al pueblo coreano en el apátrida y le impusieron incontables desgracias y sufrimientos.

En aquel entonces los nipones obligaron al emperador Kojong y los ministros del gabinete coreano a aceptar incondicionalmente el anteproyecto original del pacto elaborado con el objetivo de arrebatar el poder estatal de Corea.

Cuando el emperador coreano Kojong lo rechazó con intransigencia, cercaron con muchos uniformados el interior y el exterior del palacio real y libraron hasta los ejercicios militares frente al edificio.

En una reunión en presencia del emperador, convocada el 17 de noviembre en el palacio real para discutir el tema del "tratado" polémico, los ministros de la dinastía feudal coreana se decidieron a negar la firma del documento.

Informado de esta noticia, el primer gobernador general japonés Ito Hirobumi, caudillo de la agresión a Corea, hizo reunir a los ministros en una habitación y les obligó a dar el consentimiento al documento avasallante.

De esta manera coercitiva, los imperialistas japoneses declararon unilateralmente la aprobación del "tratado".

Y para atribuir la "legitimidad" al pacto fraudulento, lo sellaron a sus caprichos con la estampa robada del ministro coreano de relaciones exteriores.

Al usurpar de esta manera el poder estatal de Corea, los imperialistas japoneses causaron al pueblo coreano incontables pérdidas humanas, materiales y mentales durante más de 40 años.

Sin embargo, Japón no reconoce hasta la fecha sus tremendos crímenes ni pide disculpa ni hace indemnización merecida, diciendo que la dominación colonial sobre Corea tuvo la "vigencia legal".

El pueblo coreano redobla la decisión de saldar sin falta las cuentas de los crímenes de Japón que se obstina en su política hostil a la República Popular Democrática de Corea haciendo los esfuerzos desesperados para negar su expediente criminal. -0-