Pyongyang, 14 de marzo (ACNC) -- Hace poco, el Partido Democrático Liberal de Japón decidió en su congreso la llamada "orientación de acción" para el año 2025 con miras a canalizar todas las fuerzas a implementar lo más pronto posible la enmienda de la Constitución que ha venido impulsando hasta la fecha.
De esta manera, Japón puso al desnudo su naturaleza militarista de emprender la reagresión al rectificar el fundamento del Estado y convertirse en las fuerzas de guerra más amenazantes de la región.
Como saben todos, en la primera cláusula del 9º artículo de la "Constitución pacífica", que garantiza legalmente la existencia de Japón después de la Segunda Guerra Mundial, se anotó la "renuncia de guerra" y en la segunda del mismo artículo la "no posesión de combatividad", por lo cual este país isleño no puede hacerse por más tiempo un Estado de guerra.
Francamente dicho, esto no es más que una "soga" que ahorca a Japón bien colmado de la ilusión de la "esfera de coprosperidad de la gran Asia Oriental".
De ahí, durante 80 años después de su derrota, el país isleño vino inventando muchas leyes en busca de evadirse de la restricción legal y aferrándose en reforzar la capacidad militar de sus "Fuerzas de Autodefensa".
Bajo el rótulo del "rescate de los japoneses residentes en ultramar en tiempo emergente", la "seguridad de Japón", el "tiempo emergente de sus contornos", la "cooperación en antiterrorismo" y otros, enmendó en varias ocasiones la "ley de las 'Fuerzas de Autodefensa'" y elaboró la "ley sobre la cooperación con la ONU en las actividades por preservar la paz", la "ley sobre el tiempo de emergencia de los contornos", la "ley sobre las medidas especiales antiterroristas", la "ley relacionada con el tiempo emergente" y otros códigos que burlan la "Constitución pacífica", sentando así el cimiento legal para el envío de sus "fuerzas de autodefensa" a ultramar.
Al insistir en que "el objetivo de la Constitución no consiste en esperar la muerte sentado si acaso no hay otro remedio", negó abiertamente la "no posesión de combatividad" y vino gastando enormes fondos para incrementar la capacidad de agresión de las "Fuerzas de Autodefensa".
Últimamente, planteó la introducción de cientos de drones de ataque por primera vez en las "fuerzas de autodefensa" e intenta comprar el avión de transporte de fabricación norteamericana para asegurar la movilidad rápida de las fuerzas armadas agresivas.
Así, ha sido un papel mojado la "Constitución pacífica" en que insiste en la "renuncia de guerra" y la "no posesión de la combatividad" y Japón se ha convertido ya en un Estado de guerra con las fuerzas armadas agresivas.
Es la cuestión del tiempo la enmienda de esta "Constitución" inválida por una oficial "constitución de guerra" y no sería una exageración decir que emprender la agresión al ultramar depende de la determinación del momento por este país criminal.
Lo insoslayable es que Japón, que se suma a la confrontación de EE.UU. con la RPDC en las esferas política y militar, toma la Península Coreana como su primer blanco.
En enero pasado, este país desarrolló con EE.UU. y la República de Corea títere un ejercicio aéreo en el firmamento cercano a la Península Coreana y, en lo que va del mes, intenta librar otro entrenamiento marítimo tripartito.
Volver a desatar la guerra al encubrir sus delincuencias pasadas, es precisamente la repetición de la historia de su derrota.
Japón debe saber claramente que la enmienda de su "Constitución" es una locura autodestructiva. -0-
www.kcna.kp (2025.03.14.)